Dentro del maravilloso mundo de la gestación de ideas, arte y conocimiento, tal vez no le estamos dando suficiente importancia a la conversación, pese a que ella, cuando se ancla en el presente profundo, generador de haces de significado, posibilidades de sentido e imagen, ordenamientos rizomáticos, e incluso reacomodos paradigmáticos, es acaso la paqarina mas fértil. Dado que estos encuentro suelen ser orales y espontáneos, suelen perderse en el olvido. Frente a ello, aquí algunos apuntes que pueden ser útiles.
Hace uno días conversaba con Blas Puente Baldoceda acerca de lo acertado del análisis de la poesía y la intertextalidad de Wamán Poma recientemente hecho por Gonzalo Espino. Blas ha seguido a Gonzalo, desde la publicación de su tesis Ethnopoética andina, y esta vez recalcaba acerca de lo acertado de la metáfora del rio de sangre, y de que la metaforización andina en tiempos de Wamán Poma era mucho mas compleja y no necesariamente podía encajar en lo que los españoles del momento entendían por poesía. De ahí llega a la conclusión, que de lo que en el fondo se trata es de que el sistema escritural alfabético NO ERA SIFICIENTE para lo que necesitaba comunicar el cronista de Sondondo. De ahí su necesidad de recurrir a los dibujos y otras estrategias comunicativas en el texto.
Lejos de ser una observación cualquiera, esta intuición –que es posible luego de varias décadas de estudios wamanpomianos- es sumamente importante en tanto permite ver con prisma mas kikin la escritura de Wamán poma. Permite, además, como ya lo esta adelantando Gonzalo Espino, su escritura como una serie de intertextualidades mas allá de lo que entendemos como poesía. O verla como poesía concreta como observan Robert Ascher y Julia Wong.
Pero acaso lo más importante es que si bien una larga tradición de grafo y logocentrismo pueden hacer pensar que el lugar de la “realidad” es la escritura, ésta como sistema semiótico era muy limitada a la inmensidad de practicas significantes, rituales, escriturales y comunicativas y nemónicas de entonces. Cosa que Wamán Poma trata de suplir usando y exigiendo al máximo la pobre herramienta escritural puesta a su disposición por los tayta curas.
En ese sentido, la presencia de los dibujos y las viñetas son claves. Uno no solo porque había que poner las ilustraciones a no ser que e’ “rey” no entendiera, sino porque la reducción lineal de la escritura no lo podía explicar todo, como se puede ver el dibujo de Pachakuti Yamki. Y como se puede ver en el paralelismo que esto tiene con la perversa política de “reducciones” poblacionales del vil Toledo, con sus recortes a las dinámicas de archipiélago y complementariedad poblacional y su consiguientes poéticas originales del espacio. Y también porque rompe con la linealidad de la escritura – mas viruta que información- a las cuales eran adictos los informes y textos oficiales de la colonia.
Que según Blas Puente, Wamán Poma haya estado buscando nuevas formas escriturales ante la insuficiencia del alfabeto, nos remite directamente a las Armas Molidas de Juan Ramírez Ruiz, quien sostiene, desde Vida Perpetua, que el alfabeto y la escritura son formas coloniales y lo que hay que hacer es buscar una escritura propia, hanan, alfagramatica. Es así, que a partir de Pachakuti Yamki, plantea escritura alfagramatica en el índice tres de las Armas Molidas, cuyo estudio e inclusión en todo o que refiera a la oralidad y la escritura en el Perú es imprescindible. Como es imprescindible estudiar a Wamán Poma desde el lugar del lector, cuyo horizonte descolonial, quizá sea el hallazgo de “esta” escritura.
Mundo al revues. Dcho esto y frente a la larga tradición de pensar que la forma escritural de Wamán Poma es deficiente o mal hecha, hay que pensar: A) que cuanto de esas cosas pertenecen a los registros del momento, y B) cuanto reflejan la búsqueda del autor por cubrir las insuficiencias del limitado sistema alfabético, que además venia con yapa de la inmensa alienación colonial de tayta curas y administradores coloniales. Este error de concepción cuanto antes se corrija mejor. Ya pasado mucho tiempo desde los primeros momentos en que – sin poco racismo- se pensaba que Wamán Poma nos sabía escribir. Al contrario, es el gran genio literario peruano y padre de la vanguardia global. Hay que pensar también en lo cercano de su escritura a la oralidad y la performatividad, por lo que tal vez sea mejor leerlo en voz alta y escucharlo.
En ese sentido, y frente a las nuevas publicaciones que se hacen de su obra. Creo que lo mas apropiado es leer la Nueva Coronica en el original. Si es posible en la edición facsimilar de Paul Rivet o en todo caso la edición de John Murra y Rolena Adrno. Si la nueva Coronica es poesía concreta, parte del concretismo es en la mano del escritor, cuyo pulso cuidadoso le permite escribir y dibujar acerca de lo terrible de la colonia sin manchar la pagina y cuidar su presentación, como tal vez lo hacían los calígrafos chinos. Hay además cambios de tipografía, tamaño de letra y tratamiento de márgenes que no solo significan, sino que establecen con el lector una relación especial de producción del sentido. Si hay una apelación constante al lector en la Nueva Coronocia, hay que tomar en cuanta el deseo del autor. Ello se pierde cuando se pasa a la edición tipográfica, con letra de imprenta. De las cuales la mejor hasta ahora es la De John Mura y Rolena Adorno. Con la salvedad que la inmediata traducción del quechua interrumpe la lectura, su haz de sentido, y la remite solo al español. Hay mucho que reaprender acerca del lenguaje al leer a Wamán Poma, entre ello saber algo de quechua, llaqtamasi kaspallapas. Sabemos que la reciente publicación por Carlos Aranibar de la obra de Wamán Poma en cuatro tomos divididos en la versión paleográfica, los dibujos, las versión normalizada, y los índices, es un aporte valioso. Pero, sin animo de desmerecer el tremendo esfuerzo que significa abordar a Wamán Poma, creo que las versiones en castellano normalizado son poco útiles y hay que evitarlas al máximo. Es como poner en un porongo escritural el inmenso mar y la variada música de su escritura. Es como corregirle la poesía a Vallejo, el español a José María Arguedas, el quechuañol a Juan José Flores (Huambar), la firza experimental a Churata, o incluso decir que ni James Joyce ni Thomas Pynchon no sabían ingles y mejor hacer una versión mas main strert de su obras.
Por otro lado, pese a la tentación, es mejor no colorear los dibujos de Wamán Poma mientras no se publiquen las ilustraciones que hizo para el cura Murua. Y que, por un acto de increíble mezquindad no se han hecho disponibles al publico en general. Ahí se puede apreciar que el sentido de color de Wamán Poma es mas intenso y dramático que los intentos posteriores. Los únicos que se le pueden comparar son los ilustradores japoneses del siglo XIX. Mucho por recorrer.