Unaynam kaychatqa liyirqanichu, kinsa chunka wata mastaraq. No porque cuando le pedí a Hubert Mendoza que me diera su opinión, con conocimiento de causa, me hizo varias observaciones pertinentes. Sino porque creo que en este viejo escrito hay varios conceptos un poco esquemáticos y trillados, como aquel de considerar al wayno un sistema musical cerrado. De 1984 a esta parte han habido muchos cambios en la música popular peruana y la chicha como área de estudio tiene críticos y cultores importantes como Alfredo Villar y acaso Santiago Alfaro. Además el genero tiene variantes en la tecno cumbia, la cumbia del norte y las cumbias de la selva. Tine incluso intersecciones nada despreciables con las arperas del norte chico. Otro cambio recurrente es la canibalización de la forma musical, como ocurrió con Rossy War en tiempos de la dictadura, que quiere regresar impunemente. Si bien en tiempos de elecciones se ve mas claro que lo «popular» en si no es garantia de nada y puede incluso reresentarar pulsiones ditatoriales y justficadoras de la corrupcion, este viejo articulo tiene muy poco que decir al respecto. Pero tal vez valgan el intento de comprender la estética popular como una actuada y ritualizante en donde las partes tienen relación dinámica entre si, sobre todo en la fiesta, sobre la cual se hacen algunos intentos por teorizarla. Ello en contraposición a las artes oficiales del momento, que giraban en torno al individuo. También es rescatable la pregunta sobre el soporte estético de la huachafería. Si bien este articulo ha sido escrito en momento de auge de los Shapis y la chicha propiamente dicha, la experiencia personal del quien lo escribe es mas bien heredera de la Cumbia Peruana -léase Los Destellos- que debe ser tomado como un momento anterior. Vale tambien la disculpa a la comunidad afroperuana por haber usado el torpe termino «negroide» en muchos pasajes. Y el reconocimiento a la vieja revista Pueblo Indio, por haber publicado una versión de este trabajo.
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