Nadie nos obliga amar, sucede
sencillamente un día
en un tiempo cualquiera, como
éste, nos encuentra una mirada
lee por vez primera tu propia historia
sientes enternecidos
los ojos de aquella muchacha que teje
esta memoria.
Nadie nos obliga amar los sueños
silenciosos que posaron íntimos
en el trazo de un viaje sin destino
y nos descubre en el rincón de esta crisis.
Nadie nos obliga amar, vida mía
apenas si toca piel el tiempo
la hora de certidumbres, sin ausencias.
Nadie, compañera de esta historia,
nos obliga amar.
Un comentario en “Nadie nos obliga amar. Gonzalo Espino”